Manuel Cuevas, el diseñador country & western de Salvador Dalí (I)

Uno de los episodios más desconocidos de la cultura country & western es el encuentro entre dos genios del arte y la vanguardia, el pintor español Salvador Dalí y el diseñador de moda méxico-americano Manuel Cuevas.

Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech, nacido en Figueras, España, en 1904, fue uno de los mayores exponentes del surrealismo onírico y creador de un universo único con potentes imágenes visuales como los relojes blandos o los elefantes con patas estilizadas  e imposibles. 

 

Dalí dominaba la técnica  pictórica, y estaba influenciado por el renacentismo y diversas y eclécticas tendencias, pero aplicaba un estilo absolutamente personal y singularmente imaginativo, que le llevó a trascender el género pictórico y adentrarse, como genio global, a la Da Vinci, en el cine, la escultura, la publicidad o la fotografía.

 

Dalí era excesivo en su genialidad, pero también en su narcisismo y en su megalomanía, cuya finalidad era llamar la atención hacia sí mismo y su obra. 

Dalí, junto con Pablo Picasso o Joan Miró, es uno de los pintores españoles vanguardistas más importantes del siglo XX. Miembro de la generación española de 1927 y amigo personal del poeta Federico García Lorca (Un Poeta en Nueva York) y del director de cine Luis Buñuel (Un Perro Andaluz) en la Residencia de Estudiantes de Madrid. 

Primeras obras surrealistas de Salvador Dalí

En 1929 se unió en París al grupo de los surrealistas creando el método paranoico-crítico que, según Dalí, ayudaba a acceder al inconsciente, liberando energías artísticas creadoras. Entre sus obras surrealistas más famosas de esa época está La Persistencia de la Memoria (Los Relojes Blandos) de 1931.

Los Relojes Blandos
La Persistencia de la Memoria (1931). Salvador Dalí.

Tres años más tarde, Dalí desembarcó en Estados Unidos de la mano del marchante de arte Julien Levy con una exposición en Nueva York de 26 obras del artista como la Persistencia.

En su honor se organizó un baile  al que asistió disfrazado de escaparate con una caja colgada sobre el pecho con un sujetador en su interior en honor de la mecenas de la noche, Caresse Crossby, creadora del sostén. 

 

Tiempo atrás, en la residencia francesa de Crossby, Dalí leía avidamente sus revistas americanas: “Cada imagen procedente de América la husmeaba, por decirlo así, con la voluptuosidad con que se acogen las primeras emanaciones de las inaugurales fragancias de una comida sensacional en que se va a participar”. Y es que Dalí veía en Estados Unidos terreno virgen para expresar libremente sus paranoias surrealistas, lejos de los asfixiantes corsés europeos.

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