
Ayer vivimos una noche country histórica en Madrid con el conciertazo de Dale Watson en el Teatro Fernando Fernán Gómez. La sala Guirau del teatro donde se realizó el concierto tiene un aforo de 689 personas y, a pesar de no estar completo -habría más de dos tercios de recinto vendidos-, es un milagro que un artista novel en Madrid, pudiera convocar a tantas personas en torno a su música y con un éxito tan rotundo.
Dale Watson, nacido en Birmingham, Alabama, creció en Pasadena, Texas, y en el año 1988, por consejo de Rosie Flores, se trasladó a la naciente escena vaquera alternativa de Los Ángeles donde salió Dwight Yoakam para tocar en la banda del legendario Palomino Club, fundado por Hank Penny y ubicado en el número 6907 Lankershim Boulevard (hoy convertido en salón de bodas y fiestas de quinceañeras). Dale llegó a grabar un par de singles con Curb Records pero finalmente se estableció en Austin, Texas, en lo que sería el germen de una de las más potentes escenas musicales independientes de hoy en día.
Allí, en Austin, formó la Lone Star Band, la banda de la estrella solitaria, por la que han pasado muchos músicos. Los que ayer escuchamos fueron Chris Crepps en el contrabajo y los coros, el fantástico Don Pawlak en la pedal steel y Miguel Bernal en la batería, en un más que interesante y compacto trabajo al servicio y gloria de Dale Watson que también hizo méritos con la guitarra eléctrica, aunque no pudimos ver su famosa dollar guitar. El sonido, en un principio impecable, quedó más tarde deslucido por problemas con la steel guitar y con el contrabajo al que hubo que realizar una sanación de emergencia. Todo lo cual no resta mérito a esta gran banda musical.
El arranque del concierto fue toda una declaración de intenciones: Honky Tonkers Don´t Cry incluido en su sensacional Dreamland (2004). Brutal tema del artista que marcó un concierto lleno de guiños a nuestro amado honky tonk.
El propio Dale se definió como honky tonker y aunque intentó promocionar el Ameripolitan, ese conglomerado honky tonky tonk, outlaw, western swing y rockabilly con plataforma musical y premios en Austin como alternativa al nefando “Country” de Nashville que, en realidad es un pop sureño chicle, lo que allí escuchamos fue real country. Tampoco sonó Americana que tiene otros mimbres que no pasan por el meridiano de Dale Watson. La riña de Watson con el stablishment viene de lejos, como cuando Watson escandalizó con la portada de su álbum “From The Craddle To The Grave” en la que salía con una lápida con la leyenda ‘Country Music “RIP”’ pero, a la hora de la verdad la oreja no engaña y lo que escuchamos anoche fue mayoritariamente música country de estilo honky tonk en estado puro, una oda a la música clásica country con una espeluznante versión de Ring of Fire, en la que no echamos de menos la trompeta que incluía Cash, una Tonight The Bottle Let me Down de Merle Haggard que nos puso los pelos como escarpias seguida de una increíble Feelin´ Haggard (esta vez sin la compañía de Ray Benson) o ese paseo onírico haggariano Carryin´ On This Way que recuerda tanto al mítico y setentero If We Make It Through December.
Dale Watson promocionó su último trabajo grabado en el legendario estudio de Sun Records para Red House Records acompañado del histórico batería de Carl Perkins y Johnny Cash, W.S. Holland y coescrito con la bella Celine Lee. Para esta ocasión extrajó temazos como ese swing-rockabilly titulado Tupelo Mississippi & a 57 Fairlane, Run Away, la divertida The Dumb Song o Restless con la que abrió este bloque.
Watson también viajó a la frontera para deleitar al personal con Tequila and Tears, Tequila y Lágrimas, incluido en Heeah!! en 2005 y Cabeza de Palo de Call me Insane de 2015. Supongo que por conectar más con el público aunque yo eché mucho de menos sendos himnos honkytonkeros como Whiskey Or God o I Lie When I Drink, interpretados en Torremolinos hace un par de años, excepciones honkytonkeras en aquella ocasión frente a temas como Give Me More Kisses (extraída de su trabajo El Rancho Azul, 2013) de corte más rockabilly que también tocó ayer. Y es que en los últimos tiempos Dale Watson ha flirteado con el rockabilly como en My Baby Makes Me Gravy con ecos Cash y a la época dorada del estudio de Sam Philips, tema también incluido en el set madrileño.
En esta velada de un artista country icono como Dale Watson salen a relucir las raíces porque esta música es una música que se transmite de padres a hijos, que tiene sus mitos y leyendas sureños, sus tradiciones, algo que hace de esta música, una música diferencial. Por eso, Dale Watson volcó todo su arte en ese homenaje Jonesin´ For Jones -también incluido en Call Me Insane, tras el fallecimiento del mito texano-, Elvis Was her Love Affair –editado como single en agosto del año pasado como homenaje al King y también grabado en la Sun- o That's What I Like About the South (original de Phil Harris) un western swing que Bob Wills solía interpretar.
Dale Watson domina todos los registros, todos los estilos, las canciones cañeras y las baladas y de esta últimas nos deleitó con el tema que da título al álbum Call me Insane, o You´re Not Here, una nueva balada grabada en Málaga, para Sleezy Records –organizador del Rockin´ Race-, con reminiscencias que abarcan de los 50 a los 70. Y de la balada a la caña de Kentucky In A Spin de su disco Preachin' To The Choir (2001).
Pero, además, Dale es un artista con prestancia y elegante en el escenario, que domina la escena con ese estiloso swing texano titulado Way Down Texas Way del álbum Live@Newland.nl/Remixed o el suave honky tonk Everybody's Somebody in Luckenbach, Texas.
Dale Watson es actualmente uno de los máximos exponentes de la escena musical country texana, aunque en los últimos años haya optado por distanciarse de la palabra country para no ser confundido con la caterva de mediocres de Nashville y haya preferido lanzar el movimiento Ameripolitan. Pero Dale lleva el country tatuado en su ADN y en los bises acabó saliendo a relucir su alma genuinamente vaquera con ese A Real Country Song de 2002 que nos hace saltar lágrimas de nostalgia por Conway, por Haggard, por Jones, por Bob Wills, por Cash, por Elvis… Y es que ayer cerramos los ojos y soñamos que todos ellos estaban sobre el escenario llenando nuestros corazones country de belleza, armonía y tiempos que nunca volverán, pero que en la voz de Dale Watson sonaron contundentes, vibrantes, reales, poderosos, profundos y tan vivos que hasta conseguimos pensar por un par de horas que la esperanza aún tiene cabida para esta grandísima música llamada C-O-U-N-T-R-Y.
Foto: Salva Tomás.