Bro-country: un estudio revela la marginación de la mujer.

Una de las consecuencias de la marketinización de la música en Nashville ha sido el arrinconamiento de la mujer hasta un marginal 10% de representación en las radios y listas de éxitos americanas -la punta de lanza del género pop rock que ha aniquilado el auténtico country de raíces-. El sueño de muchas adolescentes americanas de convertirse en la próxima Taylor Swift, puede ahora convertirse en una pesadilla. 

La presunta gran transformación de la música country en un género contemporáneo generador de éxitos populares que trascendieran las barreras de las tradicionales audiencias country, no solo dejó "heridos" y "muertos" entre el impresionante plantel de artistas que catapultaron a la fama el género desde los años 50 a los 90. Este tsunami marketiniano también ha borrado del mapa a la mujer en listas y emisiones radiofónicas relegándola un testimonial 10% de cuota de mercado, con un pequeño repunte en 2019. Y no sólo eso, ese escaso 10% de canciones de mujeres se ve desplazado a las peores horarios de emisión.

 

Así lo afirma rotundamente y con pruebas y datos el estudio canadiense para Song Data realizado por la investigadora y musicóloga Jada E. Watson que con un concienzudo estudio ha desmontado el tinglado de la industria brocountry denunciando el arrinconamiento de las féminas en las radios y listas americanas en los últimos 20 años.

 

Watson afirma: “Durante demasiado tiempo, la industria ha limitado las oportunidades y el espacio disponible para las mujeres en el género permitiendo que solo unas pocas triunfasen. Como resultado las mujeres están ausentes de los principales canales de promoción: radio, streaming, tours y festivales, encontrándose invisibilizadas en listas".

Además, un estudio de la Country Music Television — una división de ViacomCBS — ha revelado que 7 de cada 10 oyentes quiere oír más artistas femeninas. La cadena ahora promete equidad en sus vídeos. Pero no es tampoco una cuestión de equidad, sino de dar oportunidades al talento por igual, que es bien distinto.

 

¿Cuál es el problema? ¿Cuál el origen de esta falta de representatividad de la mujer en la industria que fulminó al country? Podríamos achacarlo al machismo que impera en muchos aspectos de la sociedad,  pero sabemos que cientos de artistas country femeninas llegaron a la fama y eran continuamente programadas basándose únicamente en su talento en el country de raíces. Como Loretta Lynn que ya en los años 60 tenía letras feministas que dieron mucho que pensar a la sociedad americana de la época o el caso de Jennie C. Riley cuyo Harper Valley P.T.A fue el "A Quién Le Importa" de la época.

 

Intuimos que el verdadero problema reside en los targets planteados por los estudios cualitativos que emplean los directivos de marketing. Estos directivos han creado un público ideal formado por una mujer joven con diversas características que es la que, en su opinión, es consumidora de country y asistente a conciertos.

 

A partir de ahí se forman grupos cualitativos en los que testan las nuevas músicas que van creando artificialmente en los estudios de grabación bajo ridículas directivas como el snapping (el chasqueo de dedos). El resultado, aparte del empobrecimiento de este género -ya de por si un embarullado Frankenstein de ritmos musicales clonados-, es que el fenómeno fan de artistas masculinos acaba copando el 90% del espacio en radios y listas. 

 

Esta es la explicación que aparta a las artistas femeninas de la programación habitual de muchas emisoras de radio o que limita su participación a una balada de mujer por lista o bloque horario, etc, etc. Y que quede claro, que la culpable no es la mujer, sino la industria que ha creado este mecanismo insano.

En los últimos tiempos venimos detectando la caída del número de artistas jóvenes fémeninas en el country de raíces. Frente a los nuevos valores del country masculino de raíces tan interesantes como Zac Clifton, Hayden Haddock, Hayden Baker, Thomas Mac o Triston Marez hay un escaso relevo musical femenino en la música de raíces, aparte de artistas como Kristyn Harris. Y es que el sueño musical de innumerables jóvenes y bellas candidatas se desvía al brocountry deslumbradas por el efecto Taylor Swift. Pero, desgraciadamente, pronto se topan con la franja del 10% que ya ocupan artistas de mayor experiencia y fama. Su fracaso está a la vuelta de la esquina.

 

¿Que sería de la auténtica música country sin mujeres? Una música desequilibrada que no representaría el alma y el corazón de sus gentes, de sus raíces, de la tradición... Por eso, es tan importante reivindicar el papel de la mujer en la construcción y evolución de la música country. No hay más que ver el excelente documental "Country Music" de Ken Burns para comprobar su determinante papel. Desde las mujeres de la Carter Family allá por los años 20 hasta Dolly Parton, pasando por estas artistas que podemos ver en la foto de cabecera, Lynn Anderson, Loretta Lynn, Dottie West, Tammy Wynette... Estamos orgullosos de la aportación de la mujer en nuestro género donde su participación no se reduce a lo testimonial sino a un ambicioso papel dual y solista protagonista. 

 

¿Cuántos dúos maravillosos hemos disfrutado en la música country? Innumerables. Jim Ed Brown y Helen Cornelius, The Kendalls, Loretta Lynn y Dolly Parton, Shelly West y David Frizzell... De igual a igual. Y ¿cuántas artistas femeninas han triunfado en la música country por su talento... Incontables. Incluso liderando bandas masculinas como Rose Maddox y los Maddox Brothers, Highway 101...

 

En definitiva, el brocountry, además de borrar del mapa el country de raíces del negocio musical mainstream ha conseguido cobrarse otra víctima con la invisibilidad de la mujer en esta evolución que pretendía, absurdamente, ser más moderna y acorde con los tiempos y asegurar el futuro del mal llamado "country". Y frente a esta pandemia, resuena la auténtica música country, la verdadera, la original, la que siempre ha contado y contará con la mujer como protagonista, no como una mera espectadora.

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